Tuesday, April 3, 2012

Teoría del Kirchnerismo Cuántico


Antes del Kirchnerismo, los políticos se manejaban en lo que podemos llamar las leyes de la política clásica. Bajo estos principios Newtonianos, la posición de una persona sobre diferentes asuntos tendía a mantenerse en descanso hasta que una fuerza externa (La iglesia, por ejemplo, o una bolsa con plata) lo obligaba a cambiar esta posición, con una velocidad directamente proporcional al tamaño de la fuerza (en general grande) e inversamente proporcional a la profundidad de sus creencias (en general mínima). Esta alteración, contada como positiva por el político, generaba entonces una reacción igual y contraria en la oposición.

Pero el Kirchnerismo representa un cambio literalmente cuántico. Está gobernado por reglas bizarras y parece ir en contra de la experiencia diaria y el sentido común. Incluso la gente más afín a la realidad K, o “Krealidad”, parece desconcertada por sus implicaciones.
Sin embargo, un estudio cercano y repetido del fenómeno en situaciones del mundo real nos brinda un modelo estándar que se muestra muy preciso en la predicción del comportamiento de los políticos y fanáticos Kirchneristas.

Los principios básicos detrás del modelo estándar son:

Complementariedad. Al Igual que la luz es una partícula y una onda, los Kirchneristas son progresistas y conservadores, dependiendo de la situación. No es que sean lo uno o lo otro, ni son lo uno y luego lo otro. Son las dos cosas al mismo tiempo.

Probabilidad. Los puntos de vista políticos de los Kirchneristas sólo pueden expresarse en términos de probabilidad, no certeza. Mientras que algunos puntos de vista son, evidentemente, mucho menos probables que otros, ningún punto de vista puede ser considerado como absolutamente imposible. Así, por ejemplo, existe en todo momento dado una probabilidad diferente de cero de que el Kirchnerista esté a favor del trabajo infantil.

Incertidumbre. Aunque pueda ser frustrante, las reglas de la política cuántica dictan que ningún ser humano puede conocer al mismo tiempo cuál es la posición actual del Kirchnerista y dónde estará esta misma posición en una fecha futura. Esto se conoce como el "principio de incertidumbre de principios."

Entrelazamiento. No importa si se trata de un protón, neutrón o electrón: el acto de la observación no puede ser separado de los resultados de la observación. Al preguntar a un Kirchnerista qué piensa respecto de un tema, inevitablemente afectas cómo piensa al respecto. Más precisamente, el Kirchnerista tendrá todas las opiniones posibles acerca de un tema hasta el momento en que se le pregunta por él, momento en cual todos los pensamientos decoherencian en el único pensamiento que mejor se ajuste a quién pregunta y al momento en que se lo pregunta.

¿Qué significa todo esto para el futuro de la Argentina? En este punto, no le sorprenderá saber que la respuesta es: "No se sabe". Porque de acuerdo a las últimas teorías, el Kirchnerista que percibimos nosotros no es más que uno de innumerables Kirchneristas, ocupando cada uno su propio cosmos, cada uno con ideales políticos diferentes, pero todos ellos igualmente reales, todos ellos igualmente válidos, al mismo tiempo, en su propia Krealidad alternativa en algún lugar del vasto Kuniverso.

Alejandro Ispani
(basado en A Quantum Theory of Mitt Romney)

1 comment:

  1. Agrego una: "El eterno retorno a los noventas": Nunca un Kirchnerisata debe contestar crítica o pregunta alguna sin antes hacer hacer mención a los sucesos ocurridos en la década de los noventas. Es más, si se puediera omitir cualquier tipo de respuesta que estuviera referida al tema central de la pregunta, mucho mejor. Si la charla se complicase desviar el tema y hablar sobre De La Rúa. Y si llegado el caso, la persona "K" llegara a verse en serios aprietos por parte del interlocutor, poner sobre el tapete nuestro ancho de espadas: "El tema de la dictadura". Fin del debate.


    Saludos, Santiago

    PD: Vale aclarar que a pesar de todo, prefiero "esto" antes que "lo otro", no hace falta demasiadas aclaraciones...

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